Montar un negocio es una labor no apta para cualquier persona. Es necesario que la persona que se lance a realizar un proyecto de este estilo tenga la cabeza muy amueblada y que sepa gestionar muchas cosas al mismo tiempo. De lo contrario, será bastante complicado que el objetivo que persigue se vea cumplido de una manera rápida y eficaz. Esta es una realidad incluso aunque la empresa que hayamos montado esté dirigida por varias personas y nosotros no tengamos la responsabilidad de todo al 100%. Ser emprendedor es algo así como ser un héroe, aunque la sociedad muchas veces no lo reconozca como tal.
Si alguna vez habéis estado embarcados en un proyecto como el que acabo de mencionar, seguro que sabéis perfectamente de lo que estoy hablando. Por si acaso no fuera así, voy a compartir con todos vosotros y vosotras la experiencia personal que tuve a la hora de empezar a sacar adelante mi pequeño negocio, una pequeña pastelería situada en mi localidad natal y que decidí abrir porque no existían negocios de este tipo ni en mi pueblo ni en los que se encuentran alrededor. Sentía que tenía una oportunidad para triunfar porque estoy especializado en la creación de pasteles de todo tipo y parecía no haber nadie que pudiera hacerme la competencia en aquel momento.
Cuando decidí que tenía que ponerme manos a la obra con un proyecto de este tipo, tuve que hacer una lista con todas las cosas que necesitaba sacar adelante para empezar a ganar dinero. Lo primero que necesitaba era alquilar un local que estuviera bien situado y que dispusiera de la suficiente amplitud para poner mesas y que la gente pudiera tomar los productos allí mismo. Después, tendría que contactar con proveedores para que me suministraran la materia prima que necesitaba para realizar los distintos pasteles y bizcochos. También era evidente que necesitaba implementar una campaña de marketing que me permitiera obtener la reputación que yo quería entre las personas de mi localidad y las de los pueblos de al lado.
Ninguna de esas cosas fue fácil, por supuesto. Lo más importante de lo que mencionaba en el párrafo anterior me parecía la adquisición de un local. Así que me puse manos a la obra para intentar buscarlo. No es fácil a día de hoy obtener el local que deseas sin que tengas que desembolsar una buena cantidad de dinero por el alquiler o hacer alguna obra. Pasé varias semanas viendo locales in situ y valorando cuál podía ser mejor. Después de mucho pensar e incluso de llegar a considerar la idea de dejar mi proyecto, encontré un local que podía ser de mi agrado. No se encontraba en el centro del pueblo pero no estaba mal ubicado. Y era lo suficientemente grande como para instalar una barra y poner bastantes mesas.
Tuve que hacer alguna obra, por supuesto, porque el local no disponía de barra como tal. Antes no había sido dedicado a ninguna otra cosa que tuviera que ver con el comercio. También cambié las baldosas y tuve que dedicar un espacio para los baños. Todo esto me llevó varias semanas, pero lo cierto es que empecé a sentirme ilusionado de verdad con mi negocio porque me estaba gustando cómo estaba quedando todo. Rematé la obra instalando un rótulo luminoso, que es una de las grandes cosas que hay que hacer siempre para destacar, y parecía estar todo listo para empezar.
Pero antes de que cualquier negocio cobre vida, necesita una licencia de apertura. Después de haber acabado toda la obra y adecuación del local que había escogido para montar la pastelería, decidí contactar con empresas que se dedicaran a proporcionar esas licencias de apertura después del análisis correspondiente. En mi caso, contacté con varias y me decanté por Prada Ingenieros, quienes corroboraron que todo estaba en orden para dar inicio a mi proyecto. Llegaba el momento que tanto había esperado: era la hora de empezar a trabajar y a ganar dinero haciendo lo que siempre me ha encantado.
Al mismo tiempo que iba gestionando todo lo que se refería al local, iba contactando con esos proveedores de los que os hablaba antes y que eran los encargados de proporcionarme la materia prima para la elaboración de todos los tipos de pasteles y bizcochos que tenía en mente. También aquí tuve que decidir entre varias empresas y contacté con un par que parecían ser de más confianza y contar con más experiencia. Cuando ya contaba con todo lo relativo al local y a los proveedores resuelto, empecé a respirar algo más tranquilo. Todo iba a la perfección y el momento de empezar a ganar dinero continuaba aproximándose.
Sin embargo, faltaba un pequeño paso más por dar para terminar con todo el proceso. No era otro que el desarrollo de una campaña de publicidad y marketing para asegurarme de que todas las personas que formaron parte de mi municipio y de los pueblos de al lado me conocieran. Fueron varias las cosas que tuve en cuenta en este sentido:
- En primer lugar, quise apostar por algo de publicidad offline, que siempre viene bien. Lo que hice en este sentido fue elaborar un pequeño flyer para repartir en todos los buzones del pueblo y de los pueblos de al lado, informando de cuales iban a ser mis productos de referencia y de la fecha de apertura.
- También decidí crear mi propia página web y mis perfiles en distintas redes sociales. Se trata de elementos que son básicos para garantizar el éxito de un negocio y yo, que soy una persona joven y dinámica, no podía permitirme el lujo de prescindir de este tipo de cosas.
- También en lo que tiene que ver con marketing digital, tomé la decisión de apostar por realizar labores para el posicionamiento en buscadores. Aposté por el SEO y el SEM de tal modo que pudiera llegar a la gente de una manera rápida y eficaz. Sabía que aquí podía encontrarse buena parte del éxito futuro de mi negocio.
Llegó la fecha de apertura y pude comprobar cómo las distintas estrategias que había trazado dieron el resultado que yo había esperado. Fueron muchas las personas que acudieron al local el día de la apertura y durante los días siguientes, de tal modo que mi negocio empezó a ser conocido de manera rápida en toda la comarca. Aunque es verdad que es imposible mantener el ritmo de los primeros días de apertura de un negocio, la verdad es que todo lo que ha venido después ha sido también un éxito. La facturación es incluso más grande de lo que me había imaginado y los beneficios también. Es un éxito rotundo.
Las empresas españolas, al alza
Es una buena noticia que mi negocio marche tan bien, pero también es una gran noticia que haya muchos otros tipos de negocio que estén funcionando a la perfección en el interior de nuestras fronteras. Una noticia publicada en la página web del diario El Economista indicaba que, en el año 2023, se habían creado 109.000 empresas en España, la cifra más alta desde el año 2008, en el que la crisis económica ya empezaba a causar estragos. Sin duda alguna, es un buen dato y que pone de manifiesto que hemos salido bien de las dificultades causadas por la pandemia.
Como consecuencia de esa creación de empresas, el desempleo ha decrecido en el interior de nuestras fronteras a lo largo de ese año 2023. Así lo muestra una noticia publicada en la página web de La Moncloa que estipulaba que la caída del paro en todo este periodo había sido de más de 130.000 personas. Es una cifra a la que hay que añadir el número de personas en las que creció el paro a lo largo de los años anteriores, porque hay que recordar que en 2022 también bajó e hizo lo propio en 2021 después del desastre ocasionado por la pandemia en 2020.
Está claro que la economía española viene trabajando en el buen sentido, pero tenemos que seguir trabajando y no bajar la guardia en ningún momento. Nadie fue capaz de ver las consecuencias que podría traer la crisis del 2007 y fijaos cómo terminó la cosa. Por tanto, no debemos quedarnos visualizando lo bien que están las cosas ahora y tenemos que prevenir cualquier conato de crisis que se pueda ocasionar tanto ahora como en el futuro. Eso depende de los distintos gobiernos, sí, pero también de las empresas que forman una economía.
Hay que destacar y debemos enorgullecernos de lo rápido que hemos salido de la crisis provocada por el coronavirus. Nadie creía capaz a la economía española de salir adelante de una manera tan eficiente de una crisis que no tenía precedentes y que tantas dificultades había provocado a las empresas de la economía nacional. Ojalá que hayamos extraído un buen conocimiento de ello para cuando la situación no sea tan estable como lo es ahora. Nos vendrá de perlas.