En los últimos años, el mundo de los virus respiratorios ha cambiado mucho. Antes, la gripe o el resfriado tenían patrones bastante predecibles: llegaban en invierno, afectaban a muchas personas, y luego desaparecían hasta la siguiente temporada. Pero desde la aparición del SARS-CoV-2, todo se ha vuelto un poco loco.
Los virus comenzaron a mezclarse de formas que no esperábamos, los picos de infección se desplazaron de temporada y la convivencia de distintos virus respiratorios se volvió más frecuente.
Esto ha hecho que científicos y médicos tengan que revisar constantemente cómo protegernos y entender mejor nuestro sistema inmune.
Hagamos un pequeño recordatorio
En el primer invierno, tras la llegada del Covid, hubo algo que nadie esperaba: casi desaparecieron las bronquiolitis, sobre todo las causadas por el Virus Respiratorio Sincitial, que suele ser el más común. De hecho, en lugar de verse en invierno, hubo un pequeño pico en verano. La mayoría de estudios dicen que esto se debió a las medidas higiénicas extremas que se aplicaron por la pandemia, aunque probablemente hubo otros factores en juego también.
Con los años, el Covid se ha vuelto más como cualquier otro virus respiratorio: los síntomas suelen ser leves y los casos graves son raros. Según el Sistema de Vigilancia de la Infección Respiratoria Aguda (SIVIRA), durante el pico epidémico de la temporada 2023-24 se vio que los virus respiratorio sincitial, SARS-CoV-2 y gripe convivían al mismo tiempo. A esto se le ha llamado “tripledemia” porque tres virus distintos circulaban simultáneamente. La buena noticia es que, aunque hubo muchos casos, no se vio un aumento en la gravedad ni en la mortalidad.
Otro factor que afecta mucho las infecciones respiratorias es la contaminación. Se sabe que personas mayores, embarazadas y niños son los más vulnerables. El polvo, el humo y otras partículas que respiramos pueden dañar el epitelio de las vías respiratorias, que es la primera barrera contra virus y bacterias. Cuando esto ocurre, se genera inflamación, estrés oxidativo y un aumento de la permeabilidad de la mucosa, facilitando que los gérmenes entren. Esto activa una respuesta del sistema inmune que puede volverse exagerada, provocando inflamación pulmonar crónica o incluso enfisema. Lo preocupante es que, aunque se conocen estos riesgos, las políticas públicas para mejorar la calidad del aire avanzan muy lentamente, dejando a la población expuesta, especialmente a los niños, a problemas a corto y largo plazo.
Dado que los virus respiratorios son tan contagiosos y difíciles de controlar en entornos como escuelas o guarderías, cada vez hay más interés en estudiar la microbiota respiratoria y cómo esta puede influir en las infecciones. La microbiota no solo se limita al intestino, también tenemos comunidades de bacterias en la boca, nariz y vías respiratorias que juegan un papel importante en nuestra defensa contra los virus.
La microbiota y su papel en las defensas
La microbiota es básicamente un conjunto de microorganismos que viven en nuestro cuerpo y que nos ayudan a mantenernos saludables. Estos microorganismos compiten con los patógenos por espacio y nutrientes y, además, pueden estimular nuestro sistema inmune para que funcione mejor. Cuando la microbiota está equilibrada, el cuerpo tiene más facilidad para luchar contra infecciones respiratorias, tanto virales como bacterianas. Por el contrario, si hay un desequilibrio, somos más vulnerables a enfermarnos.
Un área que ha recibido mucha atención son los probióticos. Los primeros estudios se hicieron en ratones y mostraron que estos microorganismos ayudaban a mantener la mucosa intestinal íntegra y a producir sustancias antivirales. Lo más interesante es que no solo protegían el intestino, también tenían efectos en el sistema inmune, ayudando a que el cuerpo respondiera mejor a infecciones respiratorias.
Probióticos en humanos
Estudios más recientes en humanos han confirmado esto. La suplementación con probióticos ha mostrado reducir el número de infecciones respiratorias de vías altas, acortar la duración de los síntomas y disminuir la necesidad de antibióticos. Lo mejor es que estos estudios no registraron efectos adversos significativos, lo que sugiere que son seguros para la mayoría de personas.
Un ejemplo concreto se vio durante la pandemia de Covid-19. Un estudio hecho con pacientes no hospitalizados y no vacunados mostró que los probióticos ayudaban a que los síntomas desaparecieran más rápido. Además, se vio un aumento en las inmunoglobulinas específicas contra el virus, lo que indica que el sistema inmune se fortaleció. Lo curioso es que estos beneficios no se debieron a un cambio en la composición del microbioma, sino a la estimulación del sistema inmune.
En palabras sencillas: los probióticos parecen un aliado para que nuestro cuerpo esté más preparado y responda mejor cuando un virus respiratorio intenta infectarnos. Incluso empresas como Probactis recomiendan su uso como apoyo para mantener el equilibrio de la microbiota y favorecer el bienestar general del sistema digestivo, respiratorio e inmunitario.
Factores que afectan la microbiota respiratoria
No todos los factores que alteran nuestra microbiota dependen de los virus. La contaminación, el estilo de vida, la dieta y los antibióticos son algunas de las cosas que más la afectan. Por ejemplo, la exposición continua a humo o partículas en el aire puede cambiar la composición de bacterias en las vías respiratorias y hacer que el cuerpo responda de manera más agresiva ante un virus.
Además, los antibióticos, aunque a veces son necesarios, pueden eliminar bacterias buenas junto con las malas, provocando desequilibrio. Por eso, es importante no automedicarse y seguir las indicaciones médicas.
La dieta también juega un papel fundamental. Comer de forma variada y equilibrada, incluyendo frutas, verduras y alimentos fermentados, ayuda a mantener una microbiota diversa y fuerte. Una microbiota diversa es más eficiente para protegernos frente a infecciones respiratorias y para mantener el sistema inmune activo sin generar inflamación excesiva.
Microbiota y grupos de riesgo
Hay personas que, por su edad o su condición de salud, son más vulnerables a las infecciones respiratorias. Los niños pequeños, por ejemplo, aún no tienen una microbiota completamente desarrollada. Esto significa que su sistema inmune todavía está aprendiendo a responder a virus como el RSV o la gripe, lo que los hace más propensos a enfermarse y, en algunos casos, a presentar síntomas más intensos. Por eso, cuidar la microbiota desde edades tempranas puede ayudar a que su cuerpo tenga mejores defensas.
En el caso de los adultos mayores, la situación también es delicada. Con el paso de los años, la diversidad bacteriana en la microbiota respiratoria tiende a disminuir, lo que puede afectar la capacidad de responder a infecciones y aumentar la gravedad de los cuadros respiratorios. Mantener un estilo de vida saludable, con dieta equilibrada, actividad física moderada y evitando humo y contaminación, es fundamental.
En ambos grupos, considerar el apoyo de probióticos cuando sea necesario puede ser útil para reforzar la microbiota y ayudar al sistema inmune a funcionar mejor, contribuyendo a reducir la frecuencia y duración de las infecciones respiratorias.
Beneficios comprobados de los probióticos
Probactis, una gama de probióticos y enzimas para niños y adultos que contribuye al equilibrio de las distintas microbiotas del cuerpo, promoviendo el bienestar general y el funcionamiento normal del sistema digestivo, respiratorio e inmunitario, nos explica que los probióticos tienen ciertos beneficios que ayudan mucho a las infecciones respiratorias, entre ellos:
- Reducción del número de infecciones respiratorias: Las personas que toman probióticos tienden a enfermarse menos, especialmente en épocas de alta incidencia de virus.
- Disminución de la duración de los síntomas: Cuando se enferman, los síntomas suelen ser más cortos y menos intensos.
- Menor necesidad de antibióticos: Al reforzar el sistema inmune, el cuerpo puede combatir la infección sin recurrir a medicamentos innecesarios.
- Seguridad: Los efectos adversos son mínimos, lo que hace que sean una opción segura para niños y adultos.
Estos beneficios hacen que los probióticos sean una herramienta interesante para la prevención y manejo de infecciones respiratorias, sin sustituir nunca las indicaciones médicas.
La importancia del equilibrio
Más allá de los probióticos, mantener un equilibrio general en el cuerpo es clave. Esto significa:
- Comer bien y de forma variada.
- Dormir lo suficiente.
- Mantener la actividad física.
- Reducir el estrés.
- Evitar ambientes contaminados o con humo.
Todo esto contribuye a que la microbiota se mantenga equilibrada y a que el sistema inmune funcione correctamente. Cuando se combina con hábitos saludables, los probióticos pueden ser un apoyo extra para mantener las infecciones respiratorias bajo control.
Hoy sabemos que la microbiota no es solo un tema de intestinos
Está presente en todo el cuerpo y juega un papel importante en cómo nos defendemos de los virus respiratorios. Cuidarla es más fácil de lo que parece: buena alimentación, hábitos saludables y, cuando sea adecuado, apoyo con probióticos.
Las infecciones respiratorias siguen siendo un reto, sobre todo en invierno y en entornos cerrados, pero comprender cómo funciona la microbiota nos da herramientas para reducir su impacto. No se trata de magia ni de soluciones milagrosas, sino de entender que nuestro cuerpo tiene aliados internos que podemos fortalecer con hábitos cotidianos.
La microbiota respiratoria es un factor clave que puede ayudarnos a mantenernos saludables y reducir la incidencia y gravedad de las infecciones respiratorias. Mantener un estilo de vida equilibrado y considerar la suplementación con probióticos en momentos de mayor riesgo son pasos simples pero efectivos para proteger nuestra salud.

