Crear una empresa puede ser arriesgado. Montar tu propio negocio y que este funcione puede parecer para algunos, una utopía, sobre todo, si la pretensión es que tu idea, tenga éxito. Paradójicamente, hay que ser valiente y aventurarse. Si no intentas cumplir tu sueño y alcanzar tu meta, ¿cómo sabes si es posible o no? Los empresarios y empresarias más exitosos, consiguieron alcanzar su sueño y obtener el éxito con ideas en las que nadie creía y por las que pocos apostaron. Uno de esos casos archiconocidos es el de Steve Jobs.
Las empresas más consolidadas cuentan con unas metodologías de trabajo diversas. Ese punto innovador que es fácil encontrar en mega empresas de la talla de Google o Amazon, en la que prima el trabajador y su bienestar para lograr los mejores resultados, se ha ido contagiando a otras muchas empresas y sectores. Los expertos en recursos humanos de Kairos, nos han hablado de una de esas metodologías de gestión laboral, cuya finalidad es facilitar el logro de los objetivos marcados. En esta ocasión, la empresa trabaja en base a una medición cuantitativa y cualitativa del progreso de los equipos de trabajo.
Esta metodología en cuestión, recibe el nombre en ingles de Objetives and Key Results, o lo que viene a ser en castellano objetivos y resultados clave. Esta herramienta de gestión, a la que los empresarios suelen referirse por sus siglas OKR, es capaz de marcar y definir el destino de una empresa, mediante la implementación de una metodología que permite organizar el día a día de la compañía. Para lograr esa organización se empieza por definir los grupos de trabajo y realizar el posterior seguimiento de los avances que hace cada empleado.
Creada por un antiguo CEO de la compañía Intel, quien creía que había demasiado personal trabajando mucho para obtener muy poco, inicio su andadura en el hoy gigante, Google allá por el año mil novecientos noventa y nueve. Por aquel entonces, el gigante de internet, era apenas un bebe, con una plantilla de apenas cuarenta personas. Lo que demuestra que la implementación de ciertas metodologías de trabajo, hacen crecer a las empresas de forma exponencial y sacar lo mejor de sus empleados.
No es una novedad que las empresas de mayor o menor tamaño, siempre hayan tratado de aplicar las mejores técnicas de gestión para optimizar el rendimiento de los empleados. Ya a mediados del siglo pasado, algunos empresarios trataban de alcanzar esos objetivos y mejorar sus resultados sacando lo mejor de sus trabajadores. Afortunadamente, ese pensamiento de sacar lo mejor de un empleado dándole beneficios en lugar de sobre explotándolo, se ha ido contagiando.
Implementar metodologías como los OKR aporta grandes beneficios
Esta metodología, al igual que otras, puede aplicarse tanto en Pymes como en grandes compañías. Los beneficios que aporta logran fortalecer la estructura de las organizaciones, volviéndola escalable gracias a un modelo sólido de gestión que tiene en cuenta tanto objetivos y logros como resultados. Algunas de las principales ventajas de la aplicación de OKR son la creación de un sentimiento de compromiso hacia la consecución de objetivos. Los empleados saben reconocer lo que es realmente importante para la empresa. Se establece un diseño de la comunicación más preciso, así como indicadores que miden el progreso de cada uno de los objetivos planteados. Otro de sus beneficios, se haya en la concentración del esfuerzo del equipo para que trabaje a nivel colectivo, en una misma dirección y reforzando la sensación de unión del mismo.
En tanto que los KPI, también muy utilizados a la hora de gestionar los recursos humanos de una empresa, constituyen indicadores de rendimiento para medir el éxito y el progreso de una actividad que ya se esta ejecutando, un OKR, pretende establecer objetivos con los que ir un paso más. Los OKR establecen nuevos objetivos a alcanzar para hacer que la empresa avance y mejore en lugar de conformarse con su nivel actual.
Cómo implementar la metodología OKR en una empresa
Cómo es lógico pensar, si grandes empresas, de sobra conocidas por todo el mundo, como pueden ser la citada Google o el mismo Twiter, ¿por qué no utilizarla yo para mi empresa? Para aplicar esta metodología no hace falta mas que comprender dos elementos básicos y fundamentales que constituyen la dinámica de una empresa: los objetivos y los resultados clave.
Teniendo claro que quieres utilizar esta metodología y que para ello, hay que cuidar ambos valores, lo siguiente es plantearse dos cuestiones clave:
- ¿Hacia donde quieres ir con tu empresa?
- ¿Cómo vas a saber que has llegado a tu meta?
Para contestar a estas preguntas, hay que marcarse una serie de objetivos, estos a su vez, deben ser plausibles y alcanzables. Responder a la segunda cuestión pasa por alcanzar esos resultados clave que te has propuesto.
Lograr esto no es tan complicado si se siguen los pasos adecuados, gracias a la metodología OKR, la organización y optimización de los recursos humanos para lograr alcanzar los objetivos planteados, es mucho más sencillo. Veamos como definir esta metodología por pasos.
El primero de los pasos a dar es definir los objetivos. Definir claramente los objetivos pretendidos, indicarán la dirección hacia la que la empresa debe dirigirse. La evidencia nos dice, tanto como la experiencia, que proponerse muchos objetivos a la vez, supondrá una excesiva carga laboral que no permitirá diferenciar lo urgente de lo importante.
Por ello, los objetivos a marcar deben ser ambiciosos para la empresa e inspiradores para el trabajador. Han de ser claros para todos los componentes de la empresa y aprobarse para que todo el mundo sepa cual es la finalidad. Un ejemplo de objetivo, podría ser aumentar los ingresos y mejorar la experiencia de usuario. Simples, concisos, ambiciosos pero alcanzables.
Cuando los objetivos se han definido correctamente, se plantean unos resultados clave. Es momento de responder a lo que hacer con cada uno de ellos. Es decir, se plantean los resultados posibles para cada objetivo. Lo ideal es proponer entre tres y cinco resultados que deben facilitar la consecución del objetivo. Estos deben ser medibles, alcanzables y acotados en el tiempo.
Siguiendo con el ejemplo anterior, si la idea es aumentar los ingresos de la empresa, un resultado clave podría ser lograr cerrar el año con incremento del veinte por ciento. En base al segundo objetivo, un aumento en los clics sería una opción válida ya que indicaría que le experiencia de usuario, ha mejorado.
Para alcanzar los resultados clave, los equipos de la empresa, realizarán acciones en la línea del objetivo planteado.
Aquí llegamos al tercer paso de la metodología OKR: el método de puntuación. Esto se logra monitorizando los objetivos y resultados clave mediante una medición y valoración de los resultados obtenidos trimestralmente. La puntuación parte de los resultados de cada empleado. La puntuación es dentro de una escala de cero a uno en la que lo ideal es quedarse en un cero con siete u ocho. En el caso de lograr un uno, lo más posible es que el objetivo no fuera lo suficientemente ambicioso, en caso de quedar por debajo de la media, toca revisar tanto objetivos como métodos utilizados.
Las puntuaciones deben ser públicas, así cada empleado sabe en que punto se encuentran sus compañeros y así seguir todos en la misma línea de trabajo.
Algunos consejos para trabajar con OKR de forma eficaz
A la hora de aplicar esta metodología de trabajo en una empresa, no está demás seguir algunos consejos que parece ser, han funcionado a la hora de implementarla en otras. Lo que se pretende con su aplicación es maximizar logros y minimizar esfuerzos para evitar el desgaste del personal. Por esta razón, son muy convenientes y cada vez, más utilizadas. Hacerlo de la mejor manera posible es fácil.
- Primero, marcarse unos objetivos justos. Priorizar y apuntar sobre objetivos claros y concretos en lugar de intentar abarcar muchos frentes. De esta manera, se enfoca a todo el equipo a trabajar en la misma línea.
- En segundo lugar, establecer objetivos claros y cuantificables. Para esto lo mejor es cumplir con los criterios SMART y no ser ambiguo en la definición de los objetivos planteados.
- El tercer punto a tener en cuenta es hacer un seguimiento regular para comprobar que todo va bien. Establecer un seguimiento semanal para comprobar que el equipo de trabajo progresa.
- Otro factor relevante es delegar responsabilidades en un jefe de equipo. Cada empleado debe hacerse responsable del cumplimiento de sus tareas y funciones, pero debe haber un empleado capaz de hacer un seguimiento de cada miembro del equipo. A su vez, debe ser el guía del equipo en aquellos puntos que hay que perseguir para lograr los objetivos.
- En última instancia, trabajar bajo una visión realista. Hay que plantear objetivos y resultados clave alcanzables. De lo contrario, el equipo de trabajo, sentirá frustración y percibirá la metodología de manera negativa.
Parece sencillo utilizar esta metodología de trabajo. Su implementación no requiere de grandes estrategias. Tan solo basta con plantear un objetivo y la forma de llegar a el de la forma más eficaz. A partir de ahí, las motivaciones surgen solas.