Las redes sociales se han convertido en el eje central de la vida de muchas personas. Muchos usuarios de estas plataformas han logrado aliarse con el algoritmo para hacer crecer su número de seguidores, para lograr una mayor atracción y también para conseguir que sea la propia red social la que promocione unos perfiles por encima de otros. Y esto es gracias a que hay millones de usuarios dispuestos a consumir ese contenido, depositando su confianza en un perfil determinado para obtener el tipo de información que busca y otorgando a ese perfil de la confianza necesaria para lograr que este seguidor genere una acción: aumentar el número de seguidores y, con ello, atraer a agentes publicitarios; vender un producto, para lo que se necesita el mayor número posible de seguidores; o incluso para recomendar determinados productos a los seguidores y que estos se conviertan en clientes potenciales.
Si no estás en la red no existes, tienden a decir ahora los expertos, y en cierta manera es real. En un mundo hiper globalizado donde no existen los límites ni las fronteras, incluso los autónomos y las pequeñas empresas locales son capaces de enviar pedidos a cualquier punto de España, de Europa o incluso del mundo. Y en este aspecto, tener presencia tanto en los diversos buscadores como por ejemplo en Google, así como tener un perfil bien posicionado en redes sociales es totalmente necesario para lograr los objetivos empresariales, atraer al mayor número posible de clientes potenciales y aumentar las ventas.
Pero en numerosas ocasiones, administrar un perfil de Facebook, de Twitter, de Instagram, de Tik Tok o de cualquier otra red social, aliarse con el algoritmo para que beneficie tus publicaciones y ser capaz de comunicar con efectividad aquello que se quiere decir son tareas nada fáciles que requieren unos conocimientos mínimos. Por ello, lo más recomendable y lo que muchas empresas hacen, es contratar a una empresa externa como es por ejemplo Publigar Comunicación capaz de realizar todas esas tareas con efectividad.
Cuando se tiene el objetivo de tener muchos seguidores en una red social, lo primero es abrirse un perfil en la red social determinada (puede ser en una o varias, dependiendo de lo que se quiera conseguir) y crear una estrategia: determinar el público objetivo al que nos queremos dirigir para enfocar la estrategia de publicación; realizar un plan de crecimiento con objetivos semanales, mensuales, trimestrales y también anuales; fijarse en qué hace la competencia, y por último decidir qué se quiere publicar, cuándo se publicará y cómo se realizará esa publicación.
Para darse a conocer, es esencial elaborar una estrategia publicitaria. Si se tiene página web, lo ideal es poner un anuncio en esta web y habilitar una botonera web en la que, al pinchar sobre ella, lleve al cliente directamente a la red social de la empresa. Otra forma de darse a conocer y, además, de generar impactos positivos en el usuario, es organizar un sorteo de lanzamiento en el que los usuarios de la red social se tengan que implicar para ser candidato a hacerse con el producto que se está sorteando. La estrategia más habitual es que, para ganar ese obsequio, es esencial seguir a la cuenta y además etiquetar a varios amigos o incluso que los usuarios interesados tengan que compartir la publicación en sus propias cuentas, de modo que son los propios usuarios los que están publicitando la cuenta recién creada de la empresa. Este planteamiento se puede repetir cuantas veces se estime necesario, haya o no una justificación para ello.
¿Qué es lo que no se debería compartir en las redes sociales?
Las redes sociales tienen muchos aspectos positivos, pero también otros negativos que pueden acarrear muchos problemas legales, reputacionales y también personales. Y aunque puede parecer que esto solo afecta a los perfiles personales y privados, la realidad es que los perfiles empresariales también pueden verse afectados por los riesgos y los problemas de las redes sociales.
Por todos son conocidos los robos de cuentas, que no solo provocan que se tenga que abrir nuevos perfiles y volver a atraer de nuevo a los seguidores, sino que mucha información puede quedar expuesta. Así, por ejemplo, conocemos casos en los que los hackers han dejado al descubierto números de cuentas corrientes o tarjetas bancarias, han publicado datos personales de clientes y trabajadores o incluso han compartido contraseñas de esas tarjetas bancarias, de otros perfiles en otras redes sociales o se han dedicado a estafar a los seguidores adquiridos a través del robo de esa cuenta bancaria mediante la usurpación de identidad.